lunes, 23 de mayo de 2011

Cartas conyugales

“Pero hoy estamos aquí escuchando el murmullo de la mar
que es el morir.”

José Watanabe

–––pero siempre queda la duda:
la vida no es hermosa,
¿pero debería serlo?
–––

Segunda carta conyugal

Necesito a mi lado una mujer sencilla y equilibrada, y cuya alma agitada y oscura no alimentara continuamente mi desesperación. Los últimos tiempos te veía siempre con un sentimiento de temor e incomodidad. Sé muy bien que tus inquietudes por mí son a causa de tu amor, pero es tu alma enferma y malformada como la mía la que exaspera esas inquietudes y te corrompe la sangre.
No quiero seguir viviendo contigo bajo el miedo.

Agregaré que además necesito unas mujer que sea mía exclusivamente, y que pueda encontrar en todo momento en mi casa.
Estoy aturdido de soledad. Por la noche no puedo regresar a un cuarto solo sin tener a mi alcance ninguna de las comodidades
de la vida. Me hace falta un hogar y lo necesito enseguida, y una mujer que se ocupe de mí permanentemente, incapaz como soy
de ocuparme de nada, que se ocupe de mí hasta de los más insignificante. Una artista como tú tiene su vida y no puede hacer otra cosa. Todo lo que te digo es de una mezquindad atroz, pero es así. No es preciso siquiera que esa mujer sea hermosa, tampoco quiero que tenga una excesiva inteligencia, y menos aún que piense demasiado. Con que se apegue a mí es suficiente.

Pienso que sabrás reconocer la enorme franqueza con que te hablo y sabrás darme la siguiente prueba de tu inteligencia: comprender muy bien que todo lo que te digo no rebaja en nada la profunda ternura, y el indecible sentimiento de amor que te tengo y seguiré teniendo inalienablemente por ti, pero ese sentimiento no guarda ninguna relación con el devenir corriente de la vida. La vida es para vivirse. Son demasiadas las cosas que me unen a ti para que te pide que lo nuestro se rompa; sólo te pido que cambiemos nuestras relaciones, que cada uno se construya una vida diferente, pero que no nos desunirá más.

Antonin Artaud
Extrait de "L'ombilic des Limbes, Le pèse nerfs" 1926
Versión de L.S.

domingo, 22 de mayo de 2011

Lunes

Echado, ahogado en
mi cama
viendo la TV, escribiendo
sobre todo y nada
mientras allá, afuera,
todo seguía igual

Otra noche tan
parecida
a los perros muertos
de la vida
Tan solo escribiendo
palabras
que demuestran mi
imperfección

Huyendo de los salones de clase
de las exposiciones
del teatro
de los centros culturales
donde se subastan
sonrisas fingidas
y ¡Carajo!
la vida me gusta mucho menos hoy

Dicen por ahí
que hay muchos poetas
pero poca poesía

Quisiera estar borracho
borracho de cerveza
para contarle a Buk
que solo la poesía y las mujeres
son inmortales
y eso lo sabe el mar
y lo saben los amantes
que se llevan
20 años
y lo saben las poetas
dormidos
que esperan renacer de sus tumbas
en noches de jarana
en mujeres impuras
en guitarras ebrias
Y estas palabras,
que nacen y mueren,
no dicen nada
y que de poco
tiene mucho
pero me sanan

Se hizo tarde y voy
en busca
de la primera cerveza

jueves, 5 de mayo de 2011

Visitas inesperadas

Hoy mamá leyó los poemas
"Siempre supe que podías, Jean Paul"
Dijo mamá, yo no lo creo
Y es que todos necesitamos
un poco de mentira
para vivir, para soñar
para escribir un poema

Por la noche vienen
a verme
unos hombrecillos
los hay de todos los colores
a veces les digo mi soledad
y a veces lloro con ellos

Me dicen que son mi
inconsciente
yo no les creo
pero sus visitas me hacen creer
que sí

Una que otra vez
les recito mis poemas
y muy de vez en cuando,
me dicen sus nombres
nombres que siempre que
despierto
se pierden en mis recuerdos

Un día murió el más brillante
de los tres
y me contaron que ellos
algún tiempo tuvieron
cuerpo físico
que ahora viven en donde
se confabulan los sueños
y habitan los miedos pasados
y siempre han estado
ahí,
acompañándome

Quisiera creerme
alguna palabra y a veces las odio
o será que
me odio a mí
Como que este poema
no es realidad

Como que mamá
nunca leyó los poemas
Y como que necesite de
dosis de mentira
para volver a escribir
Y esta espera que dejó de ser espera
Y este poema que nunca fue poema