lunes, 12 de octubre de 2009

¡Maldito Sócrates!

Justamente ahora, ¡bendita curiosidad la mía, ávida de escepticismo y nihilismo!, en que atravieso una etapa existencialista, donde cada teoría en relación a lo que somos, me la cuestiono, donde mis noches pasaron a ser una suerte de extasis mental debido a mis dudas sobre la humanidad, donde la unica certeza que adquirí hasta hoy, es que no existen certezas. Y tuvo que aparecer Sócrates...¡Maldito Sócrates!

Llegó a mis manos la famosa obra "Diálogos" del gran filósofo que revolucionó el pensamiento occidental junto con Aristóteles, Platón. En ella, narra el saber filosófico de manera "socrática", los conceptos acerca del ser, que años más tarde sería denominado como metafísica, y lo categoriza en alegorías, siendo "Critón" la que más me llamó la atención y sobre el cual trataré a continuación.
Al ser condenado a muerte, por fines políticos y representar un peligro al pensamiento contemporáneo, Sócrates entabla una de sus últimas conversaciones, en la que abarca temas como lo que es justo o no, la opinión pública, la verdad como único camino hacia el conocimiento, dejando en ridículo a los sofistas, ¡los sabios que representaban la cultura y la ilustración en la grecia antigua!, y para finalizar, hablar sobre su muerte desde una perspectiva positiva.

-“ Y es que temer a la muerte, atenienses, supone creerse sabio sin serlo, pues es creer que se sabe lo que no se sabe.”-

Confieso que cuando terminé de leer aquel texto, sentí que todo lo que tenía idealizado acerca del hombre, se había ido al tacho, pensar por un solo instante que fuí el primero en formularme esas mismas dudas e interrogantes en torno a la filosofía, fue una estúpida utopía. Un hombre de barba, algo calvo, hace ya más de 'cuchucientos' años, se las había puesto en mente. Todo esto me hizo flaquear en mi busqueda de lo que somos, ¡tener que empezar desde cero por haber recibido un sacudon de innegabilidad y complicarme la vida aún mas (esto último me fascina)!

Me vi en la obligación de dedicarle unas cuantas líneas a mi estimado amigo.

¡Maldito Sócrates!

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